Hernia Inguinal

Una hernia inguinal ocurre cuando el contenido abdominal (algún órgano: como parte del intestino, epiplón o vejiga) protruye a través de un área debilitada en la pared abdominal en la región inguinal, que es el área entre el abdomen y el muslo a nivel del pubis y lateral a este, pudiendo ser unilateral (derecha o izquierda) o bilateral. 

Existen dos tipos principales de hernias inguinales:

  • Hernia inguinal indirecta: Más común y congénita, se produce cuando el conducto inguinal no se cierra adecuadamente después del nacimiento.
  • Hernia inguinal directa: Se desarrolla gradualmente debido al debilitamiento de los músculos abdominales con la edad y el esfuerzo físico.

También podemos incluir en esta misma región a la hernia femoral debido a que la localización y los síntomas son muy similares solamente que esta última emerge por debajo del ligamento inguinal, su tratamiento es similar a la hernia inguinal.

Síntomas

Los síntomas de una hernia inguinal pueden variar según su gravedad y pueden incluir:

  • Bulto visible: Un bulto en la ingle o el escroto que puede aumentar de tamaño al estar de pie o al hacer esfuerzo.
  • Dolor o molestia: Dolor en la ingle, especialmente al toser, agacharse o levantar objetos pesados.
  • Sensación de debilidad: Una sensación de debilidad, presión o pesadez en la ingle.
  • Ardor o dolor agudo: Algunas personas pueden experimentar una sensación de ardor o un dolor agudo en el área afectada.

Síntomas severos

  • Náuseas, vómitos, fiebre y cambios de coloración, así como dolor intenso pueden indicar una hernia incarcerada o estrangulada, ambas emergencias médicas que requieren una atención inmediata.

Diagnóstico

El diagnóstico de una hernia inguinal generalmente implica:

  • Examen físico: Durante la consulta el médico puede palpar el área afectada mientras el paciente está de pie y se le pide que tosa o puje, lo que puede hacer que la hernia se haga más prominente y así detectable.
  • Radiodiagnóstico: Ultrasonido, tomografía computarizada (TC) o resonancia magnética (RM) pueden ser necesarias en casos complejos para confirmar el diagnóstico y evaluar la extensión de la hernia, de igual manera estos métodos de imagen nos ayudan a planear una adecuada cirugía.

Complicaciones

Las posibles complicaciones de una hernia inguinal no tratada incluyen:

  • Incarceración: El contenido de la hernia queda atrapado en el defecto de la pared abdominal lo que impide que pueda ser devuelto a la cavidad, pudiendo causar obstrucción intestinal u otras complicaciones.
  • Estrangulación: Una complicación grave donde se corta el suministro de sangre al tejido atrapado (epiplón, intestino, vejiga), lo que puede llevar a la muerte del tejido y requerir cirugía de emergencia (en donde existe la posibilidad de cortar intestino).

También debemos considerar que con el tiempo las hernias tienden a aumentar el tamaño y volumen, lo cual aumenta los riesgos de la cirugía.

Prevención

Para reducir el riesgo de desarrollar una hernia inguinal, se pueden tomar las siguientes medidas preventivas:

  • Mantener un peso saludable: Evitar la obesidad reduce la presión sobre los músculos abdominales.
  • Ejercicio regular: Fortalece los músculos abdominales para ayudar a mantener una pared abdominal fuerte.
  • Técnicas de levantamiento adecuadas: Usar las piernas en lugar de la espalda para levantar objetos pesados.
  • Evitar el estreñimiento: Consumir una dieta rica en fibra y mantenerse bien hidratado para evitar el esfuerzo excesivo durante las evacuaciones.
  • No fumar: Dejar de fumar puede prevenir la tos crónica, que puede contribuir a la formación de hernias.

Tratamiento Actual

El tratamiento para una hernia inguinal varía según la severidad de los síntomas y el impacto en la calidad de vida del paciente. Las opciones incluyen:

Observación

Hernias pequeñas y asintomáticas: En algunos casos, se puede optar por una vigilancia activa, especialmente si la hernia no causa síntomas significativos, sin embargo, debemos tener en cuenta que con el tiempo las hernias tienden a aumentar en tamaño y volumen, por lo que una pronta atención favorece el pronóstico de esta.

Cirugía

Debemos considerar que es el único tratamiento definitivo para este tipo de patología.

  • Cirugía laparoscópica (Plastia inguinal laparoscópica, estándar de oro): Una técnica mínimamente invasiva que utiliza pequeñas incisiones y una cámara para guiar la colocación de una malla, lo que generalmente resulta en una recuperación más rápida y menos dolor postoperatorio. 
  • Cirugía abierta (hernioplastia o plastia inguinal): Involucra una incisión en la ingle para empujar el tejido sobresaliente de vuelta al abdomen y reforzar el área con una malla. Generalmente reservamos esta opción cuando el paciente no es candidato a una técnica de mínima invasión.
  • Cirugía robótica: Similar a la laparoscópica, pero con mayor precisión y control gracias a la asistencia de un sistema robótico.

Anestesia

La cirugía puede realizarse bajo anestesia regional o general, dependiendo de la técnica quirúrgica y la salud general del paciente.

Recuperación

La recuperación varía según el tipo de cirugía realizada. Generalmente, los pacientes pueden volver a sus actividades normales en unas pocas semanas (1 a 3 semanas), aunque se recomienda evitar el levantamiento de objetos pesados y el esfuerzo físico intenso durante al menos seis semanas.